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Foto del escritorComunicaciones FORJA

Volver a la presencialidad: “Lo primero fue aprender a navegar con la incertidumbre”

Juan Pablo Boetsch, director de Forja Chile






Desde el año 2008, Forja Chile trabaja para que todos los niños, niñas y adolescentes, en Chile y el mundo, desarrollen las competencias socioemocionales que les permitan transformar positivamente sus vidas y sus entornos.


Miles de personas han sido parte de los talleres Forja Chile, los que destacan por haber sido principalmente experienciales, hasta que llegó la pandemia por Covid-19 en 2020.


Ante los desafíos y la incertidumbre propia de lo que estaba sucediendo a nivel sanitario en el país y el mundo es que Forja Chile, poniendo en práctica los propios recursos que entregaba a niños, niñas y jóvenes, adaptó todos sus talleres a encuentros virtuales.


“Cuando nos empezamos a dar cuenta de que esto sería más largo de lo que esperábamos, se empezó a reformular lo que veníamos haciendo y a sacar la creatividad para ir viendo cómo íbamos a adaptarnos a esta modalidad. Lo primero fue aprender a navegar con la incertidumbre”, señala Juan Pablo Boetsch, director de Forja Chile.


Y agrega, “Reconozco que, en un principio, al no tener las experiencias anteriores de temas virtuales, estaba bien pesimista de que quizás íbamos a tener que hacer una pausa de Forja Chile y volver a reflotarlo una vez que pasara esta pandemia. Pero me tocó ir viendo, a través de mi experiencia como psicólogo, que empezaron a haber sesiones online y que funcionaban. Entonces ahí apareció esta idea de ir haciendo talleres virtuales e ir cambiando un poco el foco de lo que veníamos haciendo con jóvenes y llevarlo más a otros agentes importantes de los contextos educativos como son los profesores, los apoderados y otras personas que trabajan en los colegios”.


Presentaciones lúdicas, cercanas y dinámicas se hicieron parte de esta nueva propuesta, con una alta adaptación al cambio, relatores comprometidos y capacitados y un nuevo enfoque en los encuentros. “Nos dimos cuenta que lo que antes era capacitación para el profesor hoy día también había que ajustarlo a contenerlo, acompañarlo y que quizás no era el momento para tener nuevos conocimientos, sino más bien para lidiar con lo que estaba pasando ahora y poder acompañarlos en este proceso y ahí también hay un giro importante: de la habilidad socioemocional al foco puesto en el bienestar personal”, comenta Boetsch.


Así pasó el año 2020 y gran parte del año 2021, sin embargo septiembre marcó el regreso a la presencialidad. Con talleres al aire libre, aforos controlados y estrictas medidas de seguridad para prevenir contagios de coronavirus, la Hacienda Picarquín dio la bienvenida al primer taller tras la emergencia sanitaria.


El mismo lugar que fue testigo del primer taller experiencial realizado por Forja Chile, 13 años atrás.


“Cuando vi la foto de Picarquín me removió mucho, es volver a recordar esa primera experiencia. Me conectó mucho con el origen, con el propósito que había detrás, con recordar la propia experiencia. Escuchar el relato de Angela (Directora ejecutiva de Forja Chile) y del equipo, respecto de todo lo que significó para ellos, me trajo toda la energía que está ahí con los jóvenes”, recuerda Juan Pablo.


Y concluye, “En el primer Forja de Picarquín estábamos aprendiendo como se hacía esto, era muy experiencial, pero no sabíamos mucho que hacer después de. ¿Qué pasaba después de esa experiencia y cómo esa experiencia se podía ir aterrizando a los contextos cotidianos de todos?

Para mi Forja hoy día es mucho más profundo, tiene mucho más contenido, ya no es solo una experiencia aislada, sino que se enmarca en algo mucho mayor.

Ya no es entramos y salimos, ahora entramos y nos quedamos y nos hacemos mucho más cargo de esa experiencia y esas primeras revelaciones que se dan en estos talleres. Pasó de algo liviano, a algo mucho más profundo en contenido, con una experiencia más potente y con un equipo con mucha expertiz”.




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